El ser humano es un ser
social por naturaleza. El cerebro es un órgano social, desde que nacemos
aprendemos a relacionarnos. Las
relaciones con la familia, con nuestros iguales, con los profesores... influyen
en el establecimiento de las relaciones afectivas de un niño/a y le sirven como modelo de aprendizaje.
La escuela cumple un
papel muy importante como agente de socialización. Trabajar aspectos como la
capacidad de relacionarse con otros, de sentirse parte de un grupo, de respetar
las normas, de integrarse o de resolver conflictos en un ambiente que le haga
sentirse seguros debe ser un objetivo prioritario en el día a día
en nuestras aulas.
Desde el aula debemos
fomentar situaciones y formas de aprendizaje cooperativas que lleven al
alumnado a trabajar para conseguir alcanzar objetivos comunes. Y así es como trabajamos
en nuestra clase.
Todos los lunes mis alumnos/as establecen un objetivo semanal con
el fin de alcanzar una meta. Ellos/as son los que proponen los objetivos y
posteriormente votan el objetivo que quieren cumplir. Una manera muy potente de
trabajar la planificación, la tolerancia, la cooperación...estableciendo entre
los alumnos/as unas relaciones más cercanas y humanas. Me parece una idea estupenda para trabajar el aplazamiento de las recompensas. Es importante que los niños/as aprendan a tener paciencia y a saber esperar.
¿Y cuáles son los objetivos que se marcan mis alumnos/as? Pues son muy variados: respetar a los profesores, estar en silencio en la fila, no pelearse por el sitio de la fila, no molestar a los compañeros/ad cuando la profe está hablando... Me encanta ver como se ponen de acuerdo para elegir el que consideran que es el objetivo más fácil de cumplir, como respetan el más votado o como trabajan en equipo para conseguir cumplirlo.
¿Y cuáles son los objetivos que se marcan mis alumnos/as? Pues son muy variados: respetar a los profesores, estar en silencio en la fila, no pelearse por el sitio de la fila, no molestar a los compañeros/ad cuando la profe está hablando... Me encanta ver como se ponen de acuerdo para elegir el que consideran que es el objetivo más fácil de cumplir, como respetan el más votado o como trabajan en equipo para conseguir cumplirlo.
¿Y cuál es la meta que
mis alumnos/as quieren alcanzar? Pues dedicar la última media hora de los viernes a
JUGAR.
Cada semana jugamos a
diferentes juegos. Al principio llevaba yo los juegos pero poco a poco son los
propios alumnos/as los que se están animando a traer sus juegos
implicando así a las familias.
En las siguientes entradas os comentaré con más detalle los juegos que estamos utilizando en el aula.
En las siguientes entradas os comentaré con más detalle los juegos que estamos utilizando en el aula.
Considero que el juego en el aula es una potente herramienta que favorece la inclusión, fomenta el desarrollo
de diferentes funciones ejecutivas (establecimiento de metas, la planificación
y la organización, la toma de decisiones...además de la flexibilidad cognitiva favoreciendo
el desarrollo de la capacidad de análisis y el espíritu crítico). A través del juego aprenden a gestionar sus emociones: frustración, la rabia, enfado...Además trabajamos diferentes competencias clave de una manera más lúdica y
motivadora. Los alumnos/as se muestran
muy receptivos, consiguiendo despertar su curiosidad y mostrando así mucho más interés.
Porque como dice
una de las personas que más admiro:
Las escuelas deben ser
democráticas, no igualitarias.
Los niños deben
participar en la organización de la escuela.
El aprendizaje tiene que ser cercano y divertido.
El juego y el ocio son
importantes.
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